El crecimiento de las energías limpias en América Latina
Las energías limpias son todas aquellas que no producen desechos en su transformación. Al contrario de las energías tradicionales, que para su aprovechamiento requieren combustibles fósiles y recursos naturales no renovables. Además, generan desperdicios y contaminación que contribuyen fuertemente al cambio climático.
Energías limpias, un compromiso internacional
La producción de energía es una de las fuentes de contaminación más grandes pues produce casi el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En septiembre de 2015 se reunieron los lideres mundiales en la Organización de Naciones Unidas ONU para establecer los objetivos de desarrollo sostenible para ser cumplidos en los siguientes 15 años. Teniendo en cuenta que el 13% de la población mundial no tiene acceso a la electricidad, uno de los objetivos es garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos. (ONU, 2015).
Con estos objetivos de impacto global y otros compromisos unilaterales de descarbonización de las economías, como en el caso de la de China y de algunos países europeos (Diario El País, 2019), se le ha dado un impulso desde las macropolíticas al desarrollo de las energías limpias.
La importancia de las energías limpias
Con la problemática ambiental actual y su continua aceleración, se ha hecho necesario la investigación y el desarrollo en alternativas que le brinden electricidad, calor y movimiento a las sociedades. Por esta razón, a nivel global se experimenta un crecimiento en la utilización de las energías limpias para las sociedades y la industria.
Algunas de las fuentes de energías limpias son: solar, eólica, geotérmica, térmica-solar, mareomotriz y la hidráulica. Esta última, a pesar de ser una producción limpia, tiene un gran impacto en la zona en la que se quiere aprovechar una caída de agua; afectando gravemente el entorno, removiendo grandes cantidades de tierra y desviando el curso natural de los ríos. Por esta razón ha quedado rezagada si se compara con las otras fuentes limpias de energía.
Energías no renovables
Por su lado, las fuentes de energías no renovables tienen muchos problemas asociados, el más importante es que emplea recursos que son limitados. El carbón, el petróleo, el gas natural y el uranio son fuentes de energías que tienen grandes cantidades de contaminantes con repercusiones negativas en la salud humana; el equilibrio en los ecosistemas y la atmósfera.
Algunos de sus efectos globales son: lluvia ácida y afectaciones a la biodiversidad; la capa de ozono y el cambio climático. En los sitios de extracción del mineral o hidrocarburo, algunos de sus efectos son: ruidos e impacto visual, en los que se ubican grúas, plantas y pozos; vertidos de líquidos y residuos solidos contaminados; campos electromagnéticos y emisiones de gases que afectan el equilibrio en la atmosfera. También, consumo de recursos naturales, entre otros.
Energías renovables
Por el contrario, las energías limpias y renovables tienen impactos positivos en el empleo, por la necesidad de mano de obra para su diseño, instalación y operación, y la salud; el acceso a la energía global, y la resiliencia como herramienta de lucha contra el cambio climático. Una de las características principales de las energías renovables es que son implementadas de manera distribuida y modular, esto las hace menos propensas a fallas centralizadas y a gran escala. (IRENA, 2017).
¿Cómo crecen las energías alternativas?
En los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el suministro de energía a partir de fuentes renovables ha crecido de manera constante desde finales de los noventas. La siguiente gráfica ilustra el crecimiento de las energías limpias.
Como se puede observar, la energía solar, fotovoltaica, eólica son las que muestran mayor crecimiento. Esto implica mayor desarrollo de nuevas tecnologías y materiales que permitan mayores eficiencias como por ejemplo los paneles solares, las turbinas y métodos para producir mejores biocombustibles.
Si tenemos en cuenta que las energías alternativas son las que muestran mayor crecimiento a nivel mundial (el tiempo, 2019) y que por otro lado América Latina se ha venido posicionando a nivel mundial como abastecedor de fuentes de energía como por ejemplo la madera, carbón y otros minerales (CEPAL, 2019); es importante ver el estado actual de las energías limpias en Suramérica.
Imagen1: tasas de crecimiento anual promedio del suministro de energías renovables en la OCDE. Fuente: IEA (2019).
La situación actual de las energías limpias en América Latina
La producción de energía en Latinoamérica se ha venido diversificando, siguiendo la tendencia mundial. En la actualidad, los países de América del Sur les apuestan a las energías limpias como fuente de desarrollo. Según datos del Banco Mundial, Brasil es el país del continente con mayor cantidad de producción de energía a partir de fuentes renovables (excluyendo las hidroeléctricas): 70.487´000.000 KWh (kilo vatios por hora); pero en términos porcentuales, es Uruguay el que muestra mayor proporción de energía utilizada generada a partir de fuentes renovables: 28,4%.
La siguiente tabla muestra en términos de cantidad y porcentaje, la energía generada con fuentes de energía limpia y renovable en el 2015 por Latinoamérica:
Tabla1: producción de electricidad con fuentes renovables excluyendo hidroeléctricas, fuente: Banco Mundial (2015).
Retos que enfrenta la región
Según el Banco Mundial, algunos de los principales retos que enfrenta el sector energético en Latinoamérica son: crecimientos urbanos y concentración económica; la aparición de tecnologías disruptivas aplicadas en las energías renovables; cambios en los mercados energéticos mundiales; el impacto del cambio climático en la seguridad energética y el aumento de restricciones financieras.
Estos desafíos obligarán al continente a una preparación a nivel técnico y a tomar medidas de adaptación al cambio climático. Es importante el establecimiento y fortalecimiento de los marcos legales que permitan la entrada y mantenimiento de las energías alternativas. Esto contribuirá a unos cimientos sólidos para el crecimiento de las energías limpias. También, el fortalecimiento y garantías de fondos de inversión que le permitan el acceso a los recursos necesarios para poner en marcha nuevos proyectos de mayor impacto en la producción de energías limpia.
En materia de desarrollo económico y social, el acceso a energía es de vital importancia. Este nuevo desarrollo energético debe satisfacer las necesidades de crecimiento del continente que, según datos del Banco Mundial, crece a un nivel exponencial.
Economías en desarrollo como las de Perú, Chile y Bolivia muestran crecimientos superiores al 3% en sus PIB (Producto Interno Bruto) para el 2018 (CEPAL, 2018). Sin embargo, para la conservación del medio ambiente y la mitigación del cambio climático es importante trabajar en que las nuevas energías aprovechadas sean amigables; que no tengan residuos ni contaminantes asociados. Tampoco que consuman recursos naturales no renovables. De esta manera, el continente entero garantizará su crecimiento de manera sostenible.
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